Perra Alas de Fuego
Les cuento la historia. Hace ya varios años me encontré una perrita de la calle toda
desgarbada y flacucha, acurrucada en la puerta de la entrada de una casa. Su
mirada era triste y desconfiada. Me dió mucho cariño verla allí y decidí ayudarla. Le
traje comida, agua, y poco a poco ese día me fui ganando su confianza. La llevé
conmigo y comencé a darle de comer cada día, y la bañé (estaba asquerosa la
pobre). La llevé al veterinario y la vacuné de todo. La adopté para mi, sintiendo que
estaba haciendo un gran bien. Al principio me veía y se asustaba. Ya luego cada
vez que me veía se me tiraba encima con mucho afecto. Su mirada es lo más
hermoso que habrás visto en la vida. Yo me sentía su salvador pero lo cierto es que
Sasha (así la bautizamos en la produ) llegó a mi vida en uno de los momentos más
difíciles, justo luego de la muerte de mi viejo. Ella me salvó a mi, ella me contuvo,
me acompañó y me dió cariño durante un momento que me había descolocado.
Ella me conectó de nuevo con el amor, y yo la amé fuertemente.
Con sus alas de fuego y esas orejitas de unicornio, resurgiendo desde la vivida
libertad de una calle llena de violencia, maltrato y vejaciones, abundante en hambre,
se elevó serpenteante para sacarme de entre mis oscuridades. Sos 70% Cacao,
30% mezcla de todos las razas del mundo. Si mi abrazo te sana, tu mirada
traslúcida, llena de energía, transmuta mis heridas.